Cuando era pequeño, la vida era más simple. Había valores más simples para convertirse en una persona útil que los valores del Reino Unido y de los EE.UU. Había menos estrés en España en 1982, que en la mayoría de los países. El mundo era mucho más pequeño y era mucho más fácil marcar la diferencia. Mis padres estaban en la escuela de leyes, y aunque todavía viviría con ellos por un año, cuando me fui a los 18 años, no fue para ir a la universidad. Continué trabajando en un taller de chapa y pintura y no había nada de lo que hablar sino chicas, fútbol y alcohol.
Pero todo cambió con la reconversión industrial, cuando empezamos a ser recursos humanos en lugar de personas y todos éramos pusilánimes porque estábamos demasiado borrachos para hacer huelga.
Tal vez fue la fuerza de los Marines. Tal vez fue la promiscuidad. Tal vez fue la falta de responsabilidades. Cualquiera que fuera la causa, como una forma de ejército, estábamos listos para enfrentarnos a la mierda del patriarcado como primera prioridad. En lugar de tener el coraje de defendernos, elegimos correr y cubrir hasta la última patrulla con una armadura andrajosa y de color oscuro. Nos dejamos seducir por la idea de que cualquiera que estuviera al servicio de Dios y de la patria podría acabar con todo lo que habíamos conocido desde niños.
Y así nos llegó la posmodernidad.
Eugenio Larberizu.