Autor: Jacques de Civille, ministro de Salud.
Las técnicas de productividad que promueven los influencers más importantes insisten en lo necesario que es madrugar, levantándose incluso antes del amanecer, para aumentar la capacidad individual.
Es evidente que madrugar ofrece bastantes ventajas como tener un entorno más silencioso para concentrarse y realizar tareas sin interrupciones. Los momentos previos al amanecer o las primeras horas de la mañana también son ideales para hacer ejercicio. Además, madrugar ayuda a mantener un ciclo de sueño estable.
Pero también hay desventajas que no se deben olvidar. La primera es que para levantarse temprano hay que acostarse antes, lo que afecta a las relaciones de vida social. También se reduce el tiempo que podemos pasar con amigos y familiares, e incluso puede haber una disminución importante en la exposición a la luz solar, que es imprescindible para producir suficiente vitamina D y ajustar los ritmos circadianos.
Lo más importante por encima de las recomendaciones que veamos en las redes sociales es asegurarnos de dormir lo suficiente para sentirnos descansados. Para ello además debemos tener una actividad física regular que nos ayude a ir desconectando de la rutina las horas previas a acostarnos.
Sigamos las indicaciones de Russell Foster, director del Instituto del Sueño y Neurociencia Circadiana en la Universidad de Oxford, quien destaca la necesidad de adaptarnos a nuestros propios ritmos porque no todas las personas pueden permitirse cambios radicales en su rutina.
